Ubicada en la Urbanización El Peñón, Caracas, esta vivienda unifamiliar cuyo proyecto original, es del respetado arquitecto Venezolano Alemán, Dirk Bornhorst, si, el mismo del Helicoide. El criterio de diseño va de la mano del concepto de preexistencia, centrados en el enfoque y época que dan vida a esta casa, simplemente adaptándola a las necesidades de la actualidad.
Esta vivienda se reconoce como un monolito, cuyas paredes de ladrillos forman un volumen compacto, donde el sistema estructural de concreto, y sus vanos, van descubriendo poco a poco los espacios que la componen. Su funcionamiento, parte de dos líneas claras de circulación, la de servicio, y la servida (familiar, social).
La parcela, presenta una diferencia topográfica considerable, factor fundamental para la definición de los recorridos peatonales, haciendo posible conservar la totalidad de las vistas sobre el paisaje, y su rica vegetación.
Identificando los valores que posee esta vivienda, resulto claro proponer una intervención donde el concepto de integración espacial prevaleciera, sustituyendo los límites de las paredes de la planta baja, por áreas de visión total, unificando los espacios en uno de mayor amplitud y comodidad. Se propuso comunicar espacialmente la planta baja con primer piso, a través de una doble altura o patio de visión, que integra visualmente ambos niveles.
Se proponen nuevos usos como apoyo a las áreas sociales, y recreativas de la vivienda, de este modo el gimnasio, cine, canchas deportivas, piscina y caney; reforzaran el aprovechamiento de las áreas externas, privilegiadas por el paisajismo y sus vistas envidiables.
En la vivienda “El Peñón”, está presente un dialogo continuo con lo existente, reforzado en su relación interior – exterior, en los mismos códigos de la materia y sistema estructural, usados por el maestro Bornhorst. Es aquí, donde vemos la oportunidad de innovación en el desarrollo de las áreas exteriores de la casa “El Peñón”, bajo los conceptos de Reconfigurar los límites, y Construir la Mirada.
Reconfigurar los límites, pasa por hacerse la pregunta, ¿Son los linderos o cerramientos de la parcela, los verdaderos límites del lote?, y ¿pueden estos elementos ser parte del programa recreativo de la casa?, creemos que sí. Así planteamos una jugada arriesgada, lograr que cada límite de la vivienda, tenga un programa que, además de brindar un uso, permite dar sentido a ese límite, a esa mirada. De este modo, el borde del corte topográfico se convierte en el agua de la piscina sin fin; el caney en resguardo de la pendiente de acceso; a través de un puente, se llega al muro lindero de parcela, para darnos cuenta que alberga un gimnasio con jardín; y finalmente disfrutar del partido de futbol que dialogo con las áreas de juego y el bosque de fondo.
Construimos la Mirada, porque ahora nuestros límites permiten darle sentido a lo que se ve más allá de estos. Así, el área social se conecta con lo que pasa en la piscina, sabiendo que tiene un sentido, un propósito, y al disfrutar de un chapuzón, ya no hay barreras en la conexión de esa mirada al exterior.
